El final del letargo(Libre)

En todos estos años me he convertido en un ser huraño que rehúye la compañía de la gente y que ahoga sus penas, de manera lamentable, en litros de alcohol. Mi única compañía es Renihr, un extraño minino que parece estar cómodo tumbándose en mi hombro derecho. No está ahí porque yo quiera, le he echado en numerosas ocasiones, pero siempre acaba regresando, y al final, me he resignado a aceptar su compañía. La esquina más oscura de la taberna "El otro lado del espejo" se ha convertido en mi hogar, tampoco quiero otro y aunque lo quisiera, no merezco tenerlo. Yo asesiné a todos los miembros de mi tripulación con mi irresponsabilidad, pensaba que podríamos evitar el desastre, pero tan sólo uno de esos monstruos fue necesario para exterminarnos a todos. Durante mucho tiempo pensé que aquello que genera las pesadillas que me acosan cada vez que cierro los ojos, no era otra circunstancia que mi propia incompetencia, sin embargo, al final he llegado a la conclusión de que el hecho de ser brujo me convierte en culpable de aquello de lo que los alquimistas nos avisaron hace ya mucho tiempo; ese poder del que nos vanagloriamos es la vida de Rihm, y una vez la consumamos con nuestros caprichos, el mundo con los Kalaj o sin ellos, estará visto para sentencia.

Doy un trago a la botella de whisky que tengo en mi mano derecha y saboreo el fuerte líquido de manera pausada, para instantes después, dejar que caiga por mi paladar y recibir el impacto de su extrema dureza. Reclino mi cabeza hacía atrás y coloco mi mano izquierda sobre el peludo cuerpo de Renhert para acariciarlo suavemente y escuchar su ronroneo. Tras unos minutos en los que el sonido producido por el disfrute del mínimo se mezcla con la música ambiental de la taberna, no puedo evitar desviar mi atención hacía una conversación mantenida por un grupo de mercenarios que disfruta de sus bebidas en la barra.

-....mi prima Frigja dice que ha aparecido un Kalaj en su pueblo.
-¿En serio?-Pregunta uno de los individuos expresando sorpresa-. Pues espero que avisen a las autoridades.
-No seáis idiotas-El individuo más grande de los tres se expresa con ciertos aires de superioridad-, los Kalaj no son tan fieros cómo los pintan, por aquella época nos pillaron desprevenidos pero a los brujos de ahora no serían capaz de derrotarnos.

De manera inevitable, me veo forzado a esbozar una sonrisa mientras doy un nuevo trago, en esta ocasión más breve que el anterior, y me pongo en pie poniendo en alerta a Renihr. Con paso torpe por culpa de la embriaguez, mi caminar retumba en la madera del local alertando a todos los clientes, incluidos los tres mercenarios que me miran de arriba abajo sin perder detalle al individuo que se les acerca. Una vez estoy frente al insensato que ha soltado tal tropelía, sitúo mi boca a escasos centímetros de su rostro y me dirijo a él con un tono agresivo.

-¿De verdad crees que puedes ni si quiera estar a un metro de un Kalaj sin cagarte en los pantalones y huir cómo una gatita asustada?-En el momento que me percato de la referencia felina que he realizado giro mi cuello a la derecha para pasar nuevamente mi mano por Renihr para pedirle disculpas-. Perdona compañero, pero me parecía una comparación acertada.

El imponente mercenario de gabardina marrón claro y braga de color negro situada alrededor de su cuello me da un empujón y me mira de manera desafiante.

-¿De qué vas viejo? Vete con tus majaderías a otra parte.

No se que me molesta más, que un niñato cómo él se dirija a mí despreciando mi edad de esa manera, o el hecho, de que ya no puedo pasar este asunto por alto, y que por lo tanto, me toca darle unos azotes.

-Sin tan gallito de crees escoria, salgamos fuera.

Pese a hacer un ademán de proseguir con la conversación, el joven de gesto agresivo acepta mi reto y se dirige a la salida seguido por mi. Cómo es habitual cada vez que hay un reto entre brujos en la taberna, los clientes también toman la puerta para salir a las calles de acero de la isla y observar la contienda. Nos situamos a unos cinco metros el uno del otro, y a nuestro alrededor, se forma el cúmulo de espectadores que esperan disfrutar de un buen enfrentamiento. Detrás del insensato mercenario, uno de sus compañeros le alienta mientras el otro le pone en situación sobre a quién se enfrenta.

-Ten cuidado Rhino, creo que ese es Hian Van Moorsel "El intocable", no es alguien a quien puedas tomarte a la ligera.
-No te preocupes, seguro que ese mote se lo pusieron porque ninguna mujer se atreve a tocarle de lo feo que es.

El idiota acompaña su comentario con una carcajada mientras yo paseo mis ojos por sus ropas. Las pequeñas quemaduras de su gabardina y la braga de su cuello, sin duda me indican que se trata de un brujo llameante, mientras que por su edad, puedo calcular que no es demasiado experto. Ahora mismo mi enemigo está pensando, no sólo que soy un viejo, sino que estoy tan borracho que casi no puedo mantenerme en pie y que en consecuencia, le espera un duelo fácil. Adoro la ineptitud de la juventud, facilita tanto el arte del engaño. El joven sonríe y levanta su mano derecha para espetarme que inicie el duelo.

-Adelante viejales.

En ese momento doy un nuevo trago a la botella, y mientras saboreo su contenido, la lanzo al aire por encima de la posición del brujo llamado Rhino. En el momento que el recipiente está justo por encima de mi enemigo, bajo mi mano derecha y desenfundo de manera rauda mi pistola de proyectiles mágicos para apuntar hacía el elemento de cristal y disparar contra el. Una pequeña bala de magia lo rompe haciendo caer el contenido encima del brujo, el cual, se lleva las manos a sus ojos para quitarse el alcohol de sus globos oculares. Aprovecho la coyuntura para correr hacía él mientras me quito mi chaqueta y cubro con ella mi cabeza ante su inminente reacción. Como tenía previsto, en el instante en el que el brujo aclara su visión y me encuentra prácticamente sobre él, me lanza una llamarada de la cual me protejo parapentándome en mi prenda ígnifuga, para después, abalanzarme sobre él arremetiendo contra su cuerpo por la cintura empleando mi hombro izquierdo. El individuo cae al suelo, y aprovecho el dolor producido por el impacto, para situarme sobre su cintura y emplear la chaqueta cómo si fuera una cuerda para atarle sus brazos a la cabeza y limitar sus movimientos. Ciego y sin poder lanzar sus llamas, comienzo a golpearle con mi puño derecho en el rostro una y otra vez mientras el brujo intenta zafarse sin éxito pataleando como si de un bebe se tratara. Poco a poco la lucha cesa y el brujo deja de moverse, del mismo modo, que aumenta el dolor de mis nudillos. Agito mi mano derecha en exteriorizando la dolencia, mientras con la otra, desato la chaqueta y dejo a vista descubierta el rostro ensangrentado del brujo, el cuál está inconsciente. Renihr se acerca caminando de manera elegante hasta nuestra posición y se sitúa al lado del rostro de Rhino, para sin miramientos, levantar su pata derecha y mearle encima. El gesto levanta la risa del público mientras yo me pongo en pie y me desabrocho la camisa de lino que llevo puesta y dejo a la vista de todos la marca negra que tengo en mi costado izquierdo.

-Ésto es lo que les pasa a aquellos que se toman a la ligera a los Kalaj-Me señalo la herida con el dedo índice de mi mano derecha mientras recibo las exclamaciones de las personas presentes-. Están aquí para hacernos pagar por nuestros pecados y aquellos que les tomen a la ligera, sufrirán las consecuencias.

Miro a mi inconsciente víctima y le escupo en la cara para después cerrarme la camisa y doblar la caliente y ensangrentada chaqueta que no me podré poner en un tiempo. Con Renihr subido nuevamente a mi hombro, regreso al interior del local para recuperar mi sitio en las penumbras y reducir la excitación de una situación que por lejana creía ya olvidada.

Al menos el chico ha aprendido una lección que nadie me enseñó, tentar a la suerte tiene sus consecuencias.

Cansada de dar vueltas y vueltas buscando a alguien que me ayudara a limpiar la peste de este planeta, viaje a la Isla para distraerme un poco. Se que no va a pasar pronto, pero tengo tiempo y paciencia. Y aquí es posible que sacie mis ansias de sangre pasando totalmente desapercibida para el resto de mi raza. La ultima vez que estuve por aquí absorbí la vida de tres seres, entre brujos y humanos, y absolutamente nadie se dio cuenta. No lo necesito, pero es... divertido. Y además, siento que estoy colaborando con lo que el planeta nos mando a hacer.

Dando vueltas por la isla, mucha gente nota que soy realmente. Esta bien que mis ojos sean totalmente normales gracias a esos lentes especiales que conseguí hace un par de años, y que mi piel ya no sea tan oscura, pero el tinte del cabello se me esta lavando y ya casi luce su habitual blanco níveo. Ya no se que hacer para que el color negro con el que suelo teñirme dure mas, pero no hay forma. Así que tengo que pintarlo una vez por semana, mas o menos. Ahora, la semana esta terminando. Me revuelvo el cabello hastiada. No tendría que esconderme, debería poder lucir orgullosa lo que soy. Una chica de cabello color violeta, que obviamente es mucho mas extraño que el mío, me mira raro. Su rostro esta plagado de pequeños metales que la gente de su raza cree que son decorativos. El solo verla me produce asco, que inmediatamente se refleja en mi expresión. La chica parece darse cuenta de lo que soy y se apresura a desaparecer detrás de una columna metálica. Cobarde, como todos. Al momento que ven un Kalaj cara a cara salen corriendo.

El cansancio y la rabia me producen sed. En realidad no tengo sed de liquido, sino de miedo. Quiero beber de los temores, las desdichas y los sentimientos negativos de estos seres. Entro al primer bar que encuentro, segura de que cuando estos parásitos se embriagan, tienen los sentidos a flor de piel. Ya lo he comprobado antes, de hecho.

Esta noche parezco tener suerte. Al poco tiempo de estar sentada en un rincón, oculta, se produce una pelea. La furia, seguida por humillación, que sufre el mas grande de los dos involucrados son como una deliciosa golosina para mi. Cierro los ojos, disfrutando. No importa el hecho de que ellos estén fuera y yo dentro, tengo el poder suficiente para sentirlos. Cuando el vencedor vuelve a ingresar al local, el gato que lleva en sus hombros me clava la mirada. Sonrío. No tengo problema con los animales. Si la palabra existiera en mi vocabulario habitual, diría que hasta me caen “simpáticos”. El animalito permanece alerta, mientas su dueño se acerca aparentemente al lugar en el que estoy yo en este momento. Parece no verme, y la verdad es que no quiero a nadie cerca para evitar que noten lo que soy y todos salgan huyendo como siempre.

-Lo siento, pirata, pero este lugar ya fue ocupado- digo desde mi rincón, tratando de ocultar mi rostro en las sombras.

Una voz femenina nace de las penumbras de mi esquina, parece que alguien ha decidido aprovechar la coyuntura producida por la pequeña disputa en la que me he visto envuelto para tomar el que , desde hace unos años ha sido mi bastión impenetrable de soledad. Renhir parece ofendido por la situación, los animales suelen ser muy protectores respecto a lo que consideran sus territorios, sin embargo, por mi parte no tendría problemas en irme a otro sitio tranquilamente y olvidar esta situación, pero seamos sinceros, ¿habría algún tipo de diversión en un tipo de reacción de tal indolencia? Ignorando la recomendación de la mujer cuyo rostro se mantiene oculto en la oscuridad, tomo asiento en el sector izquierdo del sofá de cuero negro, situándome a unos centímetros de esa irrespetuosa insensata, que no sólo se aventura en sostener la tortuosa afirmación de que soy un pirata cuando llevo años sin desarrollar esa profesión, si no que se expresa con una altanería, hasta cierto punto, crispante. Alzo mi mano derecha y hago la señal pertinente a la barra para pedir una nueva botella de alcohol y con un tono pausado y firme me dirijo a la mujer que se oculta en las sombras.

-Lo siento señorita, pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que permití que una mujer me diera una orden de cualquier tipo. Lo mismo es extensible a los hombres, sin embargo en su caso , les hago un agujero entre ceja y ceja sin mediar palabra alguna-Tras depositar a mi lado mi maltrecha chaqueta extraigo una pitillera de su bolsillo interior, que de manera casi milagrosa, está en perfecto estado y saco un cigarrillo el cual prendo en mi boca con el dedo indice de mi mano derecha-. Aunque siempre cabe la posibilidad de que usted sea un hombre con tono de voz afeminado, situación, en la que me vería obligado a llevar su rostro a la luz para confirmar mi teoría e impartirle un par de clases del significado de la palabra respeto. Mi recomendación es que aproveche mi predisposición a mantener la duda sobre su identidad y que se marche en este momento.

Sea quien sea esa mujer u hombre de distorsionado tono de voz, no me apetece tener compañía. Si me ciño a la hipótesis de que es el primer caso, hace demasiado tiempo desde la última vez en la que compartí mi tiempo con una mujer en cualquiera de los sentidos, mientras que si me baso en el segundo, no quiero propiciar situaciones que puedan provocar momentos molestos y más, viniendo de un altercado que me ha producido las dosis de adrenalina necesaria cómo para tener saciados meses de aburrimiento. Siento cómo mis respiración se desarrolla con dificultad, y cómo mis riñones, se quejan de tal manera que parece que me están matando, por lo tanto, es momento de descansar. Llegados a este punto debería haberme callado y haber actuado con la indolencia que yo mismo he criticado, en fin es lo que tiene ser un tozudo de pensamiento irretractable, por mucho que quiera no puedo ir contra mis principios...

Recibo su reacción de manera impasible, analizando cada uno de sus movimientos y escuchando con atención cada una de las palabras que salen de su boca. Su aversión al tabaco es fácilmente relacionable con el hecho de que se trata de un ser que no está acostumbrada a los gases tóxicos y que por lo tanto, no proviene de Gladyr. Su apego a las sombras me indica que es una persona de naturaleza solitaria, no me parece que se trate de algo circunstancial, y la reacción de la camarera al ver su rostro me indica que una de las razones que alimenta esa soledad buscada no es otra que el hecho de que no quiere que la vean. Si esto lo sumo a que no tiene ningún tipo de pavor a compartir mesa y mantel con lo que ella cree que es un pirata, las vertientes que me pueden llevar a desvelar su identidad se reducen. Llego a dos conclusiones posibles, o bien es una persona residente en Tengae que huye de algo o de alguien, o bien, se trata de una Kalaj. De ser este último el caso correcto, habría una justificación tanto para la terribles nauseas que siento cómo para el hecho de que un ojoplático Renhir no la quite la mirada de encima

Esbozo una sonrisa, muchos años después parece que el destino ha decidido volver poner en mi camino esa piedra en forma de asesino sin escrúpulos llamada Kalaj. Me llevo la botella de cristal a mis labios y tras dar un pequeño trago, me pongo en pie y recojo mi chaqueta.

-Está bien, soy un caballero por lo tanto, me retiro-Mientras bordeo la mesa de manera, "accidental", mi paquete de cigarrillos cae sobre la madera de la taberna a los pies de la Kalaj, cuyo rostro sigue protegido por las penumbras-¿Podría recogérmelo? Ya sabe la espalda no es la que era cuando tenía 20 años...

Segundos después, y suponiendo que la Kalaj se sintiera invadida por un impulso de amabilidad aprovecho la diminuta distracción para dar dos pasos hasta su posición y situarme frente a frente de su rostro de tez negra, el cuál está acompañado de una melena cuyo color teñido está más desgastado de lo que debería. Sin perder un instante, elevo la botella sobre su cabeza y torno la boca de la misma hacía abajo, dejando caer el contenido sobre su cabello.

-Pero antes déjeme darle las gracias por reparar en mi estado de salud.

Los clientes del local huyen de la taberna por temor a la posible reacción de la Kalaj, por mi parte, una vez el envase está vacío, doy la espalda al monstruo de tez morena y lo lanzo contra una de las paredes del local rompiéndolo en mil pedazos. A la expectativa de lo que pueda hacer la Kalaj, me torno nuevamente hacía ella sin perder en ningún momento la sonrisa de mi boca.

-Ahora se puede sentar donde usted quiera ya que cómo ve, nos hemos quedado solos.

Independientemente de su reacción, y de las enormes probabilidades que hay de que intente matarme en unos segundo, no puedo negar que éste es el momento que más he disfrutado en los últimos 10 años...que desahogo...

Nuestro viaje había sido largo, pero considerábamos que ir a la Isla flotante podría marcar un sendero.

Creía que a nuestra llegada íbamos a levantar notoriedad,"mirad un Jinete de Dragón" pensaba que dirían, pero no fue así todos caminaban como si los Jinetes de Dragón fueran muy comunes.

Pese a nuestra desconfianza dejé a Orek en lo que llamaban un dragónpuerto atendido por robots que me recordaron a mi hogar en Langer, con recelo caminaba por el lugar.

Era un lugar con bastantes peatones, gentes alegres, ebrias, exiliadas de sus mundos o maleantes.

De pronto me invadió un sentimiento de inseguridad, finalmente a lo lejos miré una riña a las afueras de un establecimiento, de una taberna.

Me apresuré al chisme, pero a mi llegada todo había terminado, y en las afueras solo se encontraba el derrotado tirado, sin nadie, herido y con el bochorno de la humillación. Sentí lastima pasé a no saber los orígenes del encuentro y sin embargo, le dejé en el suelo.

Me planteé frente a la puerta, repasando lo que diría, del interior me empezaron a llegar algunos olores desagradables y a mis oídos llegaban demasiadas conversaciones, que claro no me atañían pero que encontraba interesantes, ahí a dentro encontraría razas de todo Rihm y eso me excitaba y a la vez me intimidaba, me armaba de valor, no solamente sería la primera vez en visitar la isla flotante, sino también, en visitar un establecimiento de semejante calaña.

Di un paso y antes de ingresar la gente del lugar comenzó a salir, logré esquivarles pegándome a una pared, todos se dispersaron muy a prisa, pero alcanzaba a escuchar algo del interior y esa curiosidad me hizo entrar en la estancia.

-Ahora se puede sentar donde usted quiera ya que cómo ve, nos hemos quedado solos.

Fue lo primero que escuché al ingresar, habían dos seres sentados en un rincón, alejados de la puerta. Un hombre de espaldas y alguien oculto en sombras que no pude identificar, el hombre llevaba un gato en el hombro y éste se dio media vuelta mirándome con sus ojos felinos.

Me encaminé a la barra, sentí que actuaba con imprudencia, los seres, pese a identificar mi presencia no reparaban en mi, o al menos eso pensaba. Algo me decía que mi acción desencadenaría problemas... pero al fin y al cabo... ¿no buscaba experiencias, cuales quiera que fueran?

-Buenas tardes tengan y disculpen mi intromisión- dije al aire y me senté en la barra.

Mi dulce momento de regocijo se ve interrumpido por la aparición de un joven cuyas características ropas delatan su condición de jinete de dragón. No es muy común verles pulular por la isla flotante, y si bien es cierto que en numerosas regiones son vistos cómo nobles figuras de autoridad, en un lugar que brilla por la presencia de individuos viles y desalmados, su poder intimidatorio se ve reducido. Aunque vamos a quitarnos las caretas, no es lo mismo toparte con un jinete dragón surcando los cielos a lomos de su mascota que afrontar ese mismo encuentro con el humano apartado de su fiel lacayo: sin duda lo segundo es preferible. Trago saliva y me tomo un momento para reflexionar acerca de mi siguiente paso, tengo a una Kalaj cabreada dispuesta arrancarme el corazón y que parece estar reflexionando arduamente sobre la manera más adecuada de hacerlo, y un joven jinete dragón que no duda en pisar una taberna en la que el ambiente belicoso es más que palpable. Si quiero tener alguna oportunidad de sobrevivir, cosa de la que no estoy muy seguro, debo aferrarme a esta incorporación cómo si de la aparición de una deidad adalid de la prominencia se tratara.Trago saliva e ignorando a la Kalaj, salto por encima de la barra del bar para pasar al otro lado, ante la atenta mirada del que pronto será mi nuevo mejor amigo, con el permiso de mi fiel mínimo claro está. Obligado a liberar un par de molestos y cacofónicos tosidos, me sitúo frente al joven jinete con la sonrisa más afable que soy capaz de mostrar, que para que negarlo, no lo es demasiado, y me dirijo a él.

-Bienvenido joven, permiteme servirte lo que gustes cómo señal de la hospitalidad de la isla flotante ya que el mesero parece tener otros asuntos que atender. Lo dicho, ¿qué vas a tomar?

—Gracias, agradezco con sinceridad su atención...— digo y hago una pausa.

Veo aquel sujeto con interés, su semblante es de lo más fascinante... aunque después de tratar con mi familia, Orek y demás dragones, quizás todo mundo me parecerá fantástico, o no.

Pienso que contestar, doy un vistazo al mostrador de bebidas y demás chismes del otro lado de la barra, sin embargo, me encuentro en una situación de ignorancia... "¿qué se supone que beben por aquí?" Reflexiono.

Miró a mi compañía que continúa sonriendo y le dedico la sonrisa más sincera que jamás había dedicado y de pronto pienso en Orek.

El gato del hombre deja el hombro de éste, saltando a la barra y recostándose con confianza, el hombre lleva su mano al lomo del animal y comienza acariciarlo.

—Y apreciaré mucho una recomendación, un trago suave...—

El hombre deja caer ligeramente su cabeza a su izquierda y su sonrisa denota diversión.

—Por cierto, me llamo Doreckmair—.

Me torno para revisar los diferentes mejunjes con los que cuenta el local mientras escucho el nombre de mi improvisado "cliente". Se llama Doreckmair, apelativo que no despierta ninguna parte de mi memoria y que por lo tanto, no me desvela nada importante sobre éste individuo, sin embargo, el hecho de que se presente de esta forma me indica que está interesado en responder mediante una postura amistosa a mi ofrecimiento, conducta difícil de ver por estos lares.

Elevo el dedo índice de mi mano derecha para ir señalando el posible licor que le voy a servir, no sin descuidar por supuesto, los movimientos de la Kalaj que continúa impertérrita en la penumbra. Por fin tras una búsqueda exhaustiva, encuentro el licor idóneo, un whisky proveniente de la base del volcán Juker, cerca de la ciudad de los alquimista Hulkjner. Su petición también me lleva a pensar que no está acostumbrado a beber ya que, puede ser hasta un punto lógico pedirle a determinado camarero de un bar una recomendación, pero realizar el mismo movimiento con un hombre que evidentemente por su vestimenta no es un empleado de dicho establecimiento, es extraño. Me sabe mal usarlo de salvavidas puesto que considero que este chico parece buena gente , sin embargo no dudaré en usarlo de escudo humano sin con ello evito que la Kalaj se acerque a mi corazón.

Me vuelvo a girar para desencorchar la botella de vidrio rojo y verter su contenido en un vaso limpio situado cerca del fregadero situado a mi derecha. Llenado más o menos hasta la mitad, cojo el recipiente de cristal y lo sitúo frente a mi cliente, para por fin y sin quitar medio ojo izquierdo a la Kalaj, presentarme.

-Mi nombre es Hian Van Moorsel, hubo una época en la que fui un pirata relativamente conocido pero en la actualidad cómo ves, paso tanto tiempo en esta taberna que hasta me veo obligado a servir aunque ese no sea mi oficio...-Alcanzo otro vaso para servir otra copa, en esta ocasión destinada a mi paladar y sin pestañear, bebérmela de un trago sintiendo en mis entrañas las llamas del propio volcán. El licor es fuerte pero el regusto que deja, superado el ardor inicial, es bastante placentero-. Teniendo en cuenta que eres un jinete éste licor te gustará, los primeros jinetes de dragón que visitaron Tengae se instalaron en el volcán Juker. y por lo tanto, disfrutaron del alcohol que estás a punto de probar.

Hian Van Moorsel como se hace llamar, me ofrece la bebida. Veo el color del licor y mis extras sentidos de jinete llevan el aroma a mi olfato sin tener que acercarme.

Noto que mi acompañante se encuentra al pendiente del sujeto que sigue en las sombras, sé que intervine, aunque la situación a mi ingreso estaba tensa por lo cual no siento mucha pena por lo que sería una falta en mi familia.

Teniendo en cuenta que eres un jinete éste licor te gustará, los primeros jinetes de dragón que visitaron Tengae se instalaron en el volcán Juker. y por lo tanto, disfrutaron del alcohol que estás a punto de probar.

Dice de pronto Hian y me sorprendo ante la audacia de afirmarme como Jinete, confuso le miro y después me llega una excitación.

Sin saber como responder, llevó la bebida a mi boca lentamente y del mismo modo la ingiero, me llega un sabor distinto a lo que he bebido y que me provoca un ardor mientras lo mantengo en la boca, cuando al fin trago el líquido deja un calor a su paso.

Pienso en la profesión de Hian, en su astucia. Mientras, el sabor de la bebida cambia para bien y le sonrió.

—Gran razón tiene con respecto a la bebida y aunque sincero nunca había probado algo semejante... De igual forma he de decirle que su compañía me parece por demás interesante. No es necesario mencionar que es mi primera vez en la isla, ya que con su pericia no le fue difícil saber que soy un Jinete...— hago una pausa y miró a las sombras, al sujeto que sigue ahí, "¿Quién es?" Pienso y de pronto me oigo decir.

—Así como a mí me es extraño encontrarme con alguien como usted, sospecho que no frecuenta tratar con personas como yo, y no me refiero claro está, a Jinetes; sino, a personas que se valen de modales y discúlpeme si lo recién dicho le parece irrespetuoso. Y aunque no hemos entablado algo más que una conversación casual y no una formalización, me he de disculpar por la curiosidad que me impulsa a preguntarle... ¿quién es aquel sujeto de las sombras y que, pese a tener mi compañía le mira de reojo, como si usted esperase algo y me atrevo a pensar el inicio de un combate?—

Vuelvo a tomar, pero está vez bebo hasta terminarme el licor de un solo trago; esa inexperiencia de beber no puedo omitirla y me hace toser.

Me apodero de un semblante serio, dirigiendo mi afilada mirada hacía los ojos de mi interlocutor y obviando por unos instantes la presencia de la Kalaj.

-Tienes que tener cuidado chaval, se de unos cuántos, que sin importar tu condición de guerrero de las alturas, te arrancarían la lengua por pasear cómo si de una bandera enemiga se tratara la afirmación que acabas de hacer.

Mi tono se torna de manera drástica en una agresividad cimentada en el hecho de que el joven se lance a proferir unos comentarios cómo los suyos ante un pirata, no porque me ofendan ya que lleva toda la razón, sino porque no me viene mal hacer uso de mi habilidad en el terreno dramático para imponer algo de respeto. Nuestras miradas conectan durante unos segundos, los suficientes para comprobar de manera fehaciente que por alguna extraña razón, la Kalaj no tiene intención de atacar. ¿A caso tiene miedo de algo? ¿o es que no quiere llamar la atención? Sea cómo fuere, lo mejor será que tanto mi minino cómo yo abandonemos la taberna cuanto antes. Dejo que el felino tome su posición habitual en mi hombro derecho y por fin respondo al jinete.

-Esa que ves ahí es una Kalaj, desconozco si te has enfrentado a alguna de su condición pero te recomiendo que guardes tu valentía en caso de que tengas intención de usarla. Sin duda alguna, y aunque desconozco tus habilidades, te matará. Ha sido un placer Doreckmair, que te vaya bien.

Doy un salto al otro lado de la barra con los consiguientes tosidos ligados al esfuerzo y miro a la Kalaj para e esta ocasión salir del local por primera vez en mucho tiempo. Desconozco lo que hará el jinete, pero dudo que la Kalaj le ataque si a mi me ha dejado salir, sin embargo, no es mi problema...

Reflexiono sobre las palabras de Hian y le veo partir, miro con dirección a la kalaj y el consejo de Hian regresa a mi.

Me acojono ante la situación que se desarrolla ante mí y me siento fracasar en mi labor de búsqueda de aventuras, suspiro languidamente, me pongo en pie y salgo de prisa, "quizás encuentre a Hian en las afueras"

Salgo pero mis ojos ven a una bella mujer que se esconde tras un reboso, me distrae y le sigo con la mirada, en estas pierdo al pirata y comienzo mi andar sin rumbo.