Estrépitos [libre]

Es cierto, no soy tan rápido como las balas de esa mujer. Suspiro al recordar mis fracasos otra vez. Pero hoy n oes uno de esos días.
Cuando le distara a Doreckmair, me dejo caer al suelo y una de las tablas del barco cambia a un tronco grueso que curveo hasta que se encuentre con la bala, esta lo atraviesa haciéndolo pedazos, pero disminuye la velocidad, lo suficiente para que el jinete la pueda esquivar, eso espero.
La chica huye del barco, seguramente hará lo que tiene que hacer. Escucho un detonador activarse y abro bien los ojos.

-Espero tu magia sea más rápida que yo-miro al pirata mientras le hablo y me arrojo fuera del barco.

Puede que haya pensado que hui, pero me muevo, sosteniéndome del fondo de la nave. Mis dedos trasmutan la maderas para que cree agujeros de donde me sostengo. Me arrojo a las minas sin pensarlo dos veces. Toco varias de ellas, apenas acariciándolas con las yemas, lo suficiente para transformar el plástico y cobre de sus cables en discos y formar amorfas que no se conectan entre ellas. Pronto se activan y la explosión me golpe con fuerza. Mientras el fuego quema parte de mi ropa, reacciono haciendo que el diamante y metal de mi espada se transformen en un escudo. La fuerza de la explosión me arroja lejos. No puedo ver si fue suficiente para salvar el navío. Coloco mis pies en el escudo y me dejo impulsar por la onda.

-Esto duele como el demonio-digo mientras me acelero mas en dirección hacia…la pelirroja.

Para mi mala suerte y buena de ella, supongo, la sostengo con los brazos en medio de sus caída, me aseguro de sostener bien su cuello y columna pues de lo contrario se rompería.

-¿Por qué no deje que te murieras?-me digo mientras la veo con ira.

Pronto el impulso acaba y comienzo a caer a tierra con la dama en brazos. Rápidamente sostengo su cintura para ponerla a un costado mío y estiro la mano izquierda hacia tierra, al momento que la toco, la trasmuto en arena movediza, suficientemente suave para absorber el impacto, sin embargo escucho crujir mis huesos.

Caigo girando sosteniendo a la muchacha. La que suelto después de unas vueltas quedando uno centímetros separados.

-Parece que sobrevivió, señorita-le digo levantándome, sosteniendo mi brazo roto. Camino al escudo improvisado que hice, lo regreso a su forma de espada y apunto con ella a la chica-Levántate, esta vez no hay tripulación. Veamos si tantas ganas tienes de acabar con esto

Volteo hacia la explosión, el humo se comienza a disipar, pero no veo aun que paso con el barco.